Seguimos con la siguiente parte de El escudo del caballero.
Éste le dio la enhorabuena y juntos se dirigieron a la salida. Las cuchillas no les daban y, justo cuando estaban a punto de salir el escudo se partió. Los dos se lanzaron a la salida, y se salvaron de una última cuchilla que iba muy rápido. Ya no había más salas y llegaron a la del tesoro, que no tocaron porque su misión no era esa y porque temían que hubiera más trampas. Después estaba el altar, que dejaron atrás, y llegaron al exterior. Cuando pisaron el suelo de fuera, sus heridas desaparecieron.
-Por fin hemos terminado de recorrer el santuario Dinsut -dijo Mary.
-Ahora debemos ir a los bosques de Berel y allí encontraremos una parte del escudo de Dary -contestó Gregory.
Continuaron caminando hacia el norte. El paisaje se iba haciendo cada vez más boscoso conforme se acercaban a Berel.
Cuando la noche llegó pararon a descansar debajo de un árbol cercano al bosque.
A la mañana siguiente siguieron andando hacia el bosque. Llegaron al atardecer.
-Según el mapa que nos han dado, el trozo de escudo tiene que estar en el oeste de Berel -dijo Gregory.
-Pues vayamos -dijo Mary.
En el bosque Berel había pinos, castaños, álamos, robles, abetos…Criaturas fantásticas poblaban el bosque: centauros, unicornios, hipogrifos, algún fénix…
Mientras caminaban por un claro, una criatura parecida a una sombra, apareció. Cogió a Mary por la pierna y se la llevó bosque adentro. También se quería llevar a Gregory, pero un fénix se lo impidió. El fénix se llamaba Garfuza y podía hablar. Garfuza le dijo a Gregory que las sombras se llamaban Partüger y se llevaban a los visitantes a su guarida. Garfuza y otras criaturas buenas siempre habían intentado derrotarlas, pero son muchas y muchos amigos de Garfuza habían muerto luchando contra ellos. Garfuza sabía donde estaban los Partüger y estaba dispuesto a llevar a Gregory allí.
El fénix llevó a Gregory donde estaban sus amigos. Garfuza explicó a sus amigos todo, y ellos les acompañaron a la guarida de los Partüger. Los amigos de Garfuza eran: el centauro Suteph y su hermano Grock, el unicornio Billiven, el gigante Taro, el hipogrifo Borwood, el ibis Abbem y el elfo Dabel. Los ocho eran muchos menos que los Partüger, pero cada uno tenía la fuerza de cinco de ellos.
A la mañana siguiente, salieron hacia la guarida de los Partüger. No hubo problemas en el camino. En la entrada de la guarida había escritas unas palabras: Daref nigom shug bot neq arú.
-Seguramente tienes curiosidad por saber que dice aquí -le dijo Garfuza a Gregory-. Éste es el idioma antiguo, tan antiguo que yo no te lo puedo traducir.
El ibis Abbem podía conseguir la invisibilidad y que otras personas también se volviesen invisibles. Lo hizo y con mucho cuidado entraron en la cueva. Mary estaba atada alrededor de una roca y no se podía mover. Los Partüger danzaban alrededor de ella todos a la vez.
-Los Partüger la están convirtiendo en una de ellos. Es lo que siempre hacen -le susurró Garfuza al oído a Gregory.
El gigante Taro tropezó con una piedra y los Partüger les descubrieron. El hechizo de invisibilidad desapareció y los dos bandos comenzaron a luchar. El ibis Abbem le lanzó un hechizo de invisibilidad a Gregory y le susurró:
-Salva a Mary, nosotros mientras lucharemos. Toma esta espada, cuando hayas desatado a Mary ataca a unos cuantos Partüger.
La próxima semana: El escudo del caballero 6ª parte
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